Raymond Queneau y Georges Perec

Poe engendró a Baudelaire, Baudelaire engendró a Mallarmé, Mallarmé engendró a Valéry, Valéry engendró a Roussel que engendró a Queneau. Queneau fundó junto a Le Lionnais un grupo llamado Oulipo y ahí nació el escritor Perec, que murió el año 1982.

En esta cadena de poetas y narradores se hace alusión primero a la Biblia y segundo a las afirmaciones de Borges cuando se refiere al intercambio generacional entre los poetas del XIX y que ninguno hubiese existido sin uno que antes le precediera.

Llegando a Georges Perec, que Bolaño en su libro Los sin sabores del verdadero policía lo compara con la figura de Cristo, no por su divinidad ni mucho menos por portar el mensaje de Dios, sino que por su trascendencia en el mundo de las letras.

Raymond Queneau es el padre literario de muchos escritores, no sólo por el hecho de fundar junto al matemático Le Lionnais el Oulipo, sino que por todas sus obras, ensayos, estudios sobre la cultura oriental, que tal vez heredó de Raymond Roussell y sobre todo el estudio del lenguaje e introducción del neo-francés a su narrativa.

Para el profesor italiano Andrea Pasquino, en su ensayo sobre Queneau, señala que tal como Dante escribió La divina comedia y La Vita Nuova en un lenguaje vulgar mientras compiló en latín todos sus tratados, esto mismo hizo Queneau, que realizó la mayor parte de su narrativa en idioma neo-francés. Indicando una fuerte separación entre lenguaje hablado y lenguaje escrito.

En este lenguaje coloquial fue como realizó por ejemplo  Zazie dans le métro o sus famosos Ejercicios de estilo, donde a partir de temas excecisavemente triviales, da rienda suelta a una narrativa para nada trivial y mucho menos superficial.

Estamos frente a un autor prolífico que en sus inicios se ligó al movimiento surrealista, pero que luego dejaría para siempre, porque para Queneau no existe separación entre inspiración y técnica, una no se puede desligar de la otra. Esta separación con los surrealistas algunos lo ven claramente en su obra Odile.

Se separó luego de cualquier vanguardia, por considerar que todas terminaban convirtierndose en politiqueria barata.
«¿Qué son esos congresos, esos manifiestos, esas exclusiones? ¡Chiquilladas! Juegan a ser magos, revolucionarios, sabios: ¡Una farsa! Observe sus experiencias, sus doctrinas, sus aires de grandeza, su seriedad; ¡puerilidades! ¡puerilidades!».

También hay que destacar la relación de Queneau con la poesía, que si bien se interna en un periodo modernista, se separa del vínculo visual de los modernos, dandole más importancia al sentido fonético, acercándose así más a las obras de los clásicos. Es difícil imaginarse a Queneau siguiendo a los clásicos, porque su poesía nada tiene de clásica en el argumento, totalmente prosaico, cotidiano, pero sí se encuentra el nexo con la importancia de las palabras como efecto auditivo y de estructura del lenguaje mas que del simbolo.

Pero sin duda su mayor legado lo constituye el Oulipo, que es donde se unifica toda su sed intelectual, que a través de los años lo llevó a estudiar Filosofía y luego Latin, griego y matemáticas. Esta conjunción de conocimiento lo llevó a unirse al Colegio de Patafísica de Paris y luego fundar su taller de Literatura Potencial. Cabe destacar que Queneau también fundó el colegio de Patafísica de Mlán.

Por extraño o paradigmático que parezca Queneau es una figura consolidada en Francia pero no así en el resto del mundo, como si lo es su discípulo Georges Perec, que contrariamente no es tan conocido en Francia, o por lo menos no a la altura de Queneau.

Este año lo pude constatar en mi viaje a Paris, ya que dando un paseo a orillas del Sena, a la altura de Notre Dame donde se ubican los clásicos puestos de libros usados, era normal ver en las vitrinas los libros de Queneau, no así los de Perec.

Me costó encontrar un libro de Perec, hasta que finalmente lo conseguí, un ejemplar del 78 de La vie mode d’emploi, pero lo extraño para mi no estuvo en no encontrar sus libros, sino que muchos de los libreros ni siquiera conocían su obra, en cambio de Queneau todos sabían y hablaban con desenvoltura, al escuchar a Perec, algunos lo enlazaban como colaborador de Queneau, pero ninguno hablaba con propiedad sobre el autor.

Este fenómeno que podría ser estudiado más a fondo o incluso debatido, se lo atribuyo a la obra de Perec La vida instrucciones de uso, que fue el ganador del Premio Medicis, esto sin duda sirvió de trampolín a la carrera de Perec y a que sus libros se dieran a conocer por toda Europa. Y sobre todo a un tema generacional.

Las vidas de Queneau y Perec no son para nada similares, Queneau nació en 1903, en una pequeña ciudad de Francia, luego sus padres se trasladaron a París para que su hijo pudiera estudiar en la Universidad, se casó con Janine quien fuera su esposa hasta su muerte.

En cambio Perec nació en 1936 proveniente de una familia judía, tres años antes que se desencadenara la Segunda Guerra Mundial, donde morirían sus padres, su padre peleando por las tropas francesas y su madre en el campo de concentración de Auschwitz . Hecho que lo marcaría durante toda su vida y gran parte de su obra.

Perec se dio a conocer por su obra Las cosas y de desde aquí comenzó a desarrollar su estilo casi fotográfico para escribir y narrar su entorno. Su literatura es mas bien una radiografía de su época, su estudio del lenguaje no es tan fuerte como su estudio del ser humano, la sicología, los sueños, el ocio, las relaciones, el vivir, el devenir de las grandes ciudades, o mas bien dicho el devenir de París.

Y aquí encontramos la primera gran diferencia entre estos dos autores, ya que si bien los dos hablan continuamente de París, Perec lo hace de una manera más universal y es tal vez por esa razón que su obra se expandió mas que la de Queneau.

Cuando me refiero a expansión no me refiero a ventas de libros, sino como escritor evangelizador de la palabra de Queneau. Aquí volvemos al inicio del artículo, porque se puede entender mas facilmente.

Raymond Queneau en la etapa final de su carrera concentra todo su conocimiento en el taller Oulipo, y es así como les delega a sus integrantes su forma de entender la literatura, siempre ligada a estructuras matematicas o de combinacion, con el fin de experimentar con el lenguaje.

Luego ellos serían los encargados de seguir el legado de su maestro. Figuras como  Italo Calvino y Duchamp son las encargadas de diseminar por diferentes lenguas y paises los conocimientos del Oulipo, mientras que Perec se queda como embajador del francés.

No hay Perec sin Queneau y no hay Queneu sin Perec, porque la figura del primero hace engrandecer la del segundo y porque los estudios del segundo, ayudaron a la creación narrativa del primero. Esto queda patentado que en su obra mas famosa, La vida instrucciones de uso (Hachette 1978) Perec se la dedica a la memoria de su mentor Queneau.

Una de las grandes diferencias y esto hay que recalcarlo con otro color, es que Queneau también fue poeta, mientras que Perec fue un narrador insigne.

Y aquí reitero la idea de Bolaño al comparar al autor de Las cosas con la figura de Cristo: Dios sería Queneau, el poeta, matemático, psicoanalista, estudioso de Letras antiguas, narrador y fundador, mientras que Jesús sería Perec, a quien le fue encomendado acercar las leyes y el mensaje de su padre hacia nosotros los humanos

 

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tres libros fundamentales

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