Borges y la Arquitectura

¿Pero los arquitectos se interesan en literatura? ¡que extraño!

Así le respondió Borges a Cristina Grau en un sutil tono irónico, cuando supo que ella, la autora del libro que ahora recomendamos, le comentó que era arquitecta. La conversación tuvo lugar en la casa del escritor en Buenos Aires, en la década de 1980.

El universo Borges pareciera ser tan infinito como el otro, entre sus tantas galaxias nos encontramos con pequeñas joyas literarias, no tan solo las escritas por su mano, sino que también por las que su obra inspiró. Este libro es una de esas joyas.

Borges y el cine, El humor en Borges y así sucesivamente, son algunos de los títulos de ensayos, crítica o investigación, que buscan empujar al escritor hacia la materia favorita de cada uno de los autores. Este es el caso de Cristina Grau, autora de Borges y la Arquitectura.

Cristina Grau, arquitecta valenciana que se dedicó toda su vida a combinar el mundo de la literatura con el de la arquitectura. Para este libro, la arquitecta además de realizar un completo análisis sobre algunos de los cuentos de Borges, viajó hasta Buenos Aires para entrevistarse con el escritor.

Como arquitecto y sobre todo como amante de la obra borgiana, me sentí  dichoso cuando encontré este libro husmeando por la biblioteca de la Universidad de Venecia, husmeando tal cual hizo tantas veces Borges, en cualquiera de las muchas bibliotecas que visitaba asiduamente en cada ciudad que permaneció.

Al inicio de la obra la autora nos presenta una de las pasiones de Borges: Buenos Aires. La ciudad natal del escritor, tema que inspiraría  su primera obra publicada de poesía, titulada Fervor de Buenos Aires. Me detengo brevemente en este título, para recordar las palabras de Borges, cuando en una entrevista menciona que en ese su primer libro, se resume todo lo que vendría después en su carrera «tal vez el lector no lo intuya porque está escondido; se lee entre líneas; pero ahi esta todo lo yo haria despues», afirma Borges.

En este recorrido por patios, conventillos, casas de un piso, barrios y calles (de las cuales la mayoría fueron borradas por el «progreso») nos llevan las páginas de los primeros capitulos del libro, donde se hace referencia a la idea de Borges con respecto a su ciudad: «Borges se esforzaba por una fundación mítica de Buenos Aires». Poetizar su ciudad, cantar su ciudad y describirla, fue la tarea del escritor argentino, al menos los primeros años de su carrera. Luego si bien se fue alejando de la descripción o de la poetización de su ciudad, nunca se alejo de ella en su obra, sino que la trató de diferente forma, ya sea en sus cuentos, como Evaristo Carriego porejemplo. Claramente su paso por Europa en el periodo de infancia y adolescencia marcaron al autor, Borges (nos cuenta Grau) retorna a su ciudad natal en 1921, luego de haber permanecido por siete años en Europa, donde se  habían trasladado con su familia a causa de la enfermedad del padre, razón por la que llegaron a Ginebra en 1914. Cuando Borges regresa a Buenos Aires, luego de haber vivido en la Europa de la Primera Guerra, se encuentra con una ciudad muy distinta con la que había dejado.

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La capital argentina estaba creciendo a pasos agigantados, estaba pasando de ser una ciudad colonial a una metrópolis latinoamericana, a causa de factores como Guerra y del auge económico, tuvo en aquellos anos una altísima inmigración, lo que hacía mutar no solo su configuración urbana, sino que también su mentalidad y su cultura.

Borges que en sus primeros años de carrera literarua, se adhirió al pensamiento vanguardista, o mejor dicho a los ultraístas, tal vez comenzó a dejar este pensamiento por aquella época, cuando vio el precio del progreso que había pagado su ciudad. Esas son obviamente conjeturas, lo que es cierto es que en su vejez, Borges renegaría de aquellos años, en los que se codeó con diversos poetas españoles y sudamericanos, entre los que estaban Gerardo Diego, Rafael Cansinos Assens, Cesar Vallejos y Vicente Huidobro entre otros. También con el poeta español Guillermo de Torre, que más tarde se casaría con Nora Borges,convirtiéndose en el cuñado del escritor.

De su paso por Europa Grau resalta las influencias que pudo haber tenido para inspirarse en algunos de sus cuentos, como la ciudad de Mallorca y sobre todo su catedral, también el sur de Espana, Ginebra, Paris  o la ciudad de Londres, que el escritor describiría como el laberinto por excelencia.

Al laberinto se dedica la segunda parte del libro, describiendo los diferentes estilos de los laberintos borgianos, tan característicos en toda su obra. Es mas, según la autora en los libros de cuentos Ficciones y Aleph, todos los cuentos ahí contenidos tienen una relación  directa con el laberinto, en algunas ocasiones se hacen explícitos o se materializan, en otras en cambio pasan por métodos subterráneos.

Para esto Grau toma el laberinto por antonomasia de Borges: la Biblioteca de Babel. Aquí la autora hace un interesante análisis histórico del cuento y las variaciones que realizó Borges en las distintas ediciones del libro, mostrando su exhaustiva búsqueda de exactitud. Modificando en ocasiones breves pasajes descriptivos de la famosa Biblioteca imaginaria. También nos presenta diferentes posibles referentes que pudo haber tenido el autor, como las interpretaciones gráficas de la Torre de Babel o  la mosquea de Córdoba, donde tal vez se hubiese inspirado al momento de describir la apariencia infinita que configuran las galerías de la Biblioteca.

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También aquí el autor se explaya hablando sobre otra «Torre de Babel» del siglo XX: el museo Guggenheim de Nueva York, obra del famoso arquitecto Frank Lloyd Right. Lugar que visitó con su madre poco después de su inauguración.

» Recuerdo su circularidad. Claro, no podía distinguir los objetos pero si la luz, y notaba que el recorrido no era en linea recta… íbamos (con mi madre), en circulo, porque la luz estaba siempre a la derecha, una luz que provenía de una cúpula de cristal, me dijeron, y que yo percibía sobre mi cabeza, como si no estuviéramos en un edificio, sino que al aire libre, y me preguntaba angustiado si todo terminaria de golpe, en el vacío donde luego hubiera precipitado.»

En esta parte del libro, Grau hace un interesante análisis de distintos tipos de laberintos en la obra de Borges, laberintos circulares, laberintos de un solo sentido, laberintos infinitos, o simplemente laberintos como estructura de un cuento, como se puede entender la clave de lectura del mítico cuento Pierre Menard, autor del Quijote. También la ciudad como laberinto, como símbolo de un lugar donde se mezclan diferentes épocas, estilos, calles irregulares que van conformando

un verdadero laberinto hecho por el hombre. Es interesante los análisis que hace de las obras de Giovanni Battista Piranesi y sus cárceles imaginarias, algunas de las cuales habrían sido el punto de partida para su cuento La ciudad de los inmortales, comprendido en el Aleph.

La última parte del libro, es sin duda la más interesante y es la relación entre la idea de laberinto borgiano y laberinto kafkiano. Kafka fue uno de los autores que tanto fascinaron a Borges y a quien dedico en su libro Inquisiciones, su ensayo Kafka y sus precursores.

Para trazar un analisis intertextual entre los espacios creados por Borges y Kafka, Grau se basa en  dos cuentos, los cuales presentan una serie de similitudes entre si y donde el laberinto es parte central del argumento. La casa de Asterión, que se encuentra en el libro del  Aleph y La tana, el cuento kafkiano  sobre la rata en el laberinto, el cual sería el punto de partida para la creacion del primero, llegando a interesantes conlciones y resultados.

Recomiendo este libro a todo amante de la obra del autor argentino, no tan solo a los que sean amantes de la arquitectura, ya que en realidad, lo que se analiza en este libro es más que nada la obra literaria de Borges, mirada desde una perspectiva arquitectónica, y como el sentido y la percepción del espacio tuvo una importante repercusión en toda la obra borgiana.

Son muy interesantes los diálogos que mantiene Cristina Grau con Borges, donde el autor hace referencias a su pasion por los laberintos, o donde cuenta su visita al Guggenheim, ect. en efecto se extraña que no se extiendan mas, ya que es en sus palabras, donde podemos encontrar los códigos más interesantes para descifrar su obra.

Titulo: Borges y la Arquitectura

Autor: Cristina Grau.

Editorial: Catedra.

Ano de edicion: 1989

Paginas: 192

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