Medúlla es quizá el disco más experimental de la artista islandesa, donde buceó en lo más profundo del ser Humano para llegar a su substancia más primordial, a lo esencial, a su medúlla (palabra del idioma latín).
Corrían los primeros años del nuevo milenio y Bjork había iniciado el siglo con su álbum Vespertine (2001), que marcaría una inflexión en su carrera, que venía de discos solistas llenos de energía y melódicos, como lo fueron Debut (1993), Post (1995) y Homogenic (1997). Desde Vespertine la compositora comienza a incursionar en nuevos sonidos y va en búsqueda de una música mucho más profunda e introspectiva. Para su quinto álbum de estudio la artista haría un viaje de experimentación hacia el interior del ser humano, por eso elige el título de Medúlla, que en latín indica lo esencial, lo primordial y substancial.
Repasando el contexto que fue concebido el álbum, el mundo se encontraba en un estado de shock, post atentado a las torres gemelas del año 2001 y Bjork venía de terminar su proceso de embarazo de su hija Ísadóra, estas dos razones la hicieron buscar una música que se alejara de todo lo que había hecho anteriormente, para ir en búsqueda de algo más esencial o que estuviese hecho con lo primero que tuviéramos a nuestros alcance, el resultado de esa búsqueda fue la voz humana y su gran espectro sonoro. Medúlla fue también su disco más político hasta esa fecha, con mensajes relacionados al atentado de la torres, pero como ella dice en el documental que acompañó este disco (que dejaremos al final), su verdadera respuesta al atentado y todas sus repercusiones, fue el de volver a lo primitivo como un gesto de defensa.
Cabe recalcar que este trabajo de Bjork de indagar en la voz humana no es pionero en su especie, en otros experimentos del mundo del Rock podemos encontrar el álbum de Roger Waters y Ron Geesin de 1970 titulado Music from the Bodys, música que se compuso para un documental de biología, mientras que en la música oriental nos encontramos con el canto difónico o de armónicos, entre los cuales podemos resaltar el canto tibetano, canto que experimenta con los sonidos de la garganta. Pero en el caso de Bjork su búsqueda fue experimental en el sentido de que fue recopilando muchos registros y “musicalizando” las voces en estudio, logrando un resultado donde no se percibe bien cuales son las voces solistas, coros, sonidos o instrumentos.
Para este viaje de profunda experimentación Bjork se valió de grandes colaboradores, como la del vocalista de Faith no More, el norteamericano Mike Patton y su coterráneo Ranhzel, uno de los mejores beatbox de aquel momento en Estados Unidos, reconocido por hacer los bajos de las canciones con su voz. En palabras de la autora, Mike Patton le otorgó el lado rockero al disco y Ranhzel ayudó en gran parte de las canciones para darle un sonido más profundo y con eso un sonido también más oscuro al disco. El resultado son canciones muy armoniosas como Pleasure Is All Mine, canción que le dedica a su hija y donde habla de la importancia de donarse al otro, o Where Is The Line o Who is it, los cuales rescataría años más tarde en una de sus últimas giras mundiales Voltaic, cambiando las voces por trompetas y sonidos electrónicos.
Punto aparte sería la canción nº4 del disco y cantada completamente en islandés, la canción Vökuro sin duda es una de las canciones más hermosas en todo su repertorio. Vökuro es un poema de la tradición islandesa, musicalizado a modo de los Lieder alemanes y que Bjork le hizo una especie de cover y la introdujo acompañada de un coro femenino y otro masculino.
Si bien la cantante y compositora islandesa es reconocida como una de las más artistas más vanguardistas de la música popular, el disco Medúlla es sin duda uno de sus discos más arriesgados, incursionando en sonidos guturales, coros femeninos y masculinos, y sobre todo con experimentos en estudio con muchos registros de voces en diferentes tonos y matices para crear un disco completamente basado en la voz, como instrumento musical. Además al ser un disco muy íntimo, vemos a una Bjork mucho más en sintonía con sus canciones, sin alardear de su despampanante voz que a veces llega a sonidos muy agudos e incluso chillones, en este album muy por el contratio Bjork guarda un registro en una tonalidad muy suave y armónica, para ir en una especie de onda orgánica siguiendo el resto de las voces procesadas por los samplers y registros otorgados por los ingenieros de sonido Jake Davies, Neil Dorfsman y Mark Spike Stent entre otros y finalmente elaborados por el Mark Bell que junto a Bjork son los productores del disco.
La canción Oceania incluida en el disco, sería un encargo de parte de los JJOO de Atenas 2004, para lo cual Bjork se presentó en el show que abrió los juegos de las olimpiadas de ese año, interpretando una canción donde canta el mar en primera persona, razón por la cual Bjork salió personificando al gran océano cantando frente a miles de asistentes al evento y millones de televidentes viendo desde sus hogares.
Quisimos recordar este disco ya que nos parece uno de lo más introspectivos de la artista y tal vez uno de los menos valorados en su repertorio, pero en épocas que el mundo vive un encierro por la pandemia, creemos que hay que rescatar estas piezas de gran valor artístico, para volver a escucharlo y sumergirse en el maravilloso mundo sonoro de una de las artistas más originales e innovadoras de los últimos tiempos.
Les dejamos este mini documental que muestra todo el proceso de grabación, y a los colaboradores comentando desde primera persona sus ideas sobre el disco. Es uno de los pocos casos que un disco de Bjork viene con un documental dedicado a su proceso de creación, por esta razón es importante verlo y entender toda la experimentación detrás de este hermoso disco.
Album: Medúlla
Artista: Bjork
Año: 2004
Sello: One Little Indian
Número de temas: 14
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